
Análisis conceptual

El barrio San Antonio concentra tensiones propias de los procesos de masificación y urbanización en América Latina, caso que resulta pertinente para aplicar el marco de análisis propuesto por Romero (1976) en su libro "Latinoamérica: las ciudades y las ideas".
Como sector patrimonial de Cali, el barrio combina un fuerte valor histórico y cultural con presiones actuales relacionadas con el turismo, la especulación inmobiliaria y la gestión institucional. De este modo, San Antonio se convierte en un espacio donde se hacen visibles las contradicciones entre preservación del patrimonio y dinámicas de modernización urbana, lo cual puede examinarse a partir de la lógica de la masificación descrita por Romero. Este autor plantea que la urbanización en América Latina desencadenó un proceso de masificación que no solo incrementó la población, sino que transformó de manera cualitativa la vida social. Para el autor, las ciudades se convirtieron en espacios de fractura entre una sociedad normalizada, conformada por los sectores tradicionales que defendían los estilos de vida consolidados, y una sociedad anómica, conformada por nuevos habitantes que irrumpían en la ciudad y que eran ajenos a las prácticas y normas establecidas. Esta tensión generó conflictos, desigualdades y reorganizaciones urbanas que marcaron la dinámica de la región en el siglo XX, marco que resulta útil para comprender la situación actual de San Antonio.
Asimismo, las transformaciones contemporáneas introducen una nueva dimensión en el análisis urbano: la del espacio híbrido, concepto abordado por Souza, Campbell y Ling (2024) en su artículo “Hybrid space revisited: from concept toward theory”. Los autores proponen entender los espacios híbridos como configuraciones socioespaciales donde se entrelazan lo físico y lo digital, es decir, donde las experiencias urbanas se definen tanto por la presencia material como por la interacción mediada por cualquier ente tecnológico. De acuerdo a lo abordado, estos espacios emergen cuando las infraestructuras digitales, las prácticas móviles y las redes de datos se integran en la vida cotidiana, generando un engranaje o conexión especial, casi que mimetizada entre lo presencial y lo virtual.
Desde esta perspectiva, el territorio urbano actual y entendiendo al barrio San Antonio como un área perimetral importante dentro de él, se percibe como un espacio donde interactúan prácticas materiales y digitales, configurando nuevas formas de encuentro, vigilancia y apropiación del entorno. Los espacios híbridos, además, evidencian irregularidades de poder relacionadas con el acceso, la conciencia y la capacidad de acción frente a las infraestructuras físicas, pero también tecnológicas que los sostienen, planteando nuevos retos para la participación ciudadana en la construcción del espacio común.
A este fenómeno se vincula la noción de ciudad inteligente desarrollada por Townsend (2014) en Smart Cities: Big Data, Civic Hackers and the Quest for a New Utopia, quien advierte que la inteligencia urbana no depende únicamente de la infraestructura tecnológica, sino de la capacidad de las comunidades para usar la información de manera inclusiva y participativa. En el caso de San Antonio, la proliferación de diversos canales digitales para incentivar el turismo o el aumento que ha habido en gestión del patrimonio puede reforzar dinámicas de exclusión o, por el contrario, abrir canales de innovación ciudadana, dependiendo del acceso y la apropiación social de dichas herramientas.
Townsend también destaca la ubicuidad tecnológica como característica central de la ciudad contemporánea, donde la conectividad produce un tipo de urbanización invisible que modifica la percepción del espacio y del tiempo. Este rasgo se enlaza con la idea de “ciudad pánico” formulada por Virilio (2011), quien advierte que la velocidad y la hiperconectividad, siendo dos características propias de la modernidad tecnológica generan nuevas formas de ansiedad colectiva, dispersión y pérdida de centralidad urbana. En este sentido, el barrio patrimonial puede convertirse tanto en un refugio simbólico frente a la aceleración urbana como en un escenario expuesto a las posibles tensiones globales.
Por último, la lectura de Gutiérrez (2009) sobre el plan de marketing urbano permite comprender cómo las estrategias de promoción y valorización del espacio se articulan con las amplias perspectivas económicas y comunicativas del neoliberalismo urbano. En contextos como San Antonio, estas políticas tienden a mercantilizar el patrimonio y la identidad local, transformando el barrio en una “marca ciudad” que atrae inversión y turismo, pero también desplaza o invisibiliza a sus habitantes.



